La revista Rush

Rush, Año 1 n. 40

Revista Rush

Con un formato de dieciséis páginas abundantes en fotografías, Rush comienza a salir en 1933, todos los sábados, al precio de diez centésimos. Se extenderá hasta el N° 55, avanzado el siguiente año. En un clima de incentivo de la actividad física, Rush trata de realizar la más amplia cobertura de disciplinas deportivas, desde las más conocidas como el fútbol, basquetbol, ciclismo, boxeo, turf hasta atletismo, polo, waterpolo, etc. La caza y las jineteadas de la Semana Criolla también son consideradas como tales. Incluso hay notas internacionales que informan de lo que no es posible en el país, por ejemplo, el esquí y otros deportes en la nieve.

Es interesante señalar que la ambición informativa iba más allá de la actividad profesional. "En Ramírez está la piscina popular del futuro. La playa Ramírez, en el corazón de la ciudad, será el sanatorio de los humildes", reza un titular. "El Instituto Crandon inicia sus cursos deportivos", "La piscina de Trouville ha logrado un éxito de público", dicen otros. Del deporte femenino se informa tanto al parecer como del masculino, así en la redacción como en las fotos: “El torneo femenino de natación en playa Capurro”, “El SOS, campeón femenino de volleybol”. Una nota da cuenta de “Curiosidades del deporte extranjero: el futbol femenino en patines y el futbol coreográfico femenino”. Las deportistas aparecen uniformadas con faldas como las de las actuales tenistas y el cronista, lejos de un lenguaje inclusivo, afirma que estamos ante "un campeonato de piernas ágiles y bonitas de los cracks femeninos (sic)".

Con el correr de los números aparecen pequeños artículos dedicados al carnaval, algunas encuestas y una sección de grafología con el socrático título de “Conócete a ti mismo”, que no alcanzan a empalidecer la vocación primordial de la revista.

Corre el año 1934. En mayo, el doctor Gabriel Terra intentará legalizar su mandato con una nueva constitución. Se disputa el Mundial de Fútbol de 1934 al que no concurrirá Uruguay en respuesta a la negativa italiana de participar en el Mundial de 1930 realizado en Montevideo. Rush solo informará de la final entre el local, Italia, y Checoslovaquia. Por el contrario se conmemoran los diez años del triunfo uruguayo en el Campeonato Olímpico de 1924.

Como se ha escrito, Giselda Welker alcanza a realizar ese año 23 entrevistas a jugadores de primera división de fútbol, en su mayoría de Nacional y Peñarol. La nómina incluye a Marcelino Pérez, el “canario” Iriarte, el guardameta Enrique Ballestrero, Enrique, Lorenzo y Arsenio Fernández, el “manco” Castro, José Nasazzi, Aníbal Ciocca y Álvaro Gestido, entre los más renombrados. La entrevista al goalkeeper de Wanderers, Mario Stipanicic, es la única que hasta ahora ha sido arrancada del olvido y reproducida en volumen, en la antología El equipo soñado. 20 goles de perfil (2018), selección de Roberto López Belloso.

La mayoría de estos encuentros no son en canchas de fútbol sino en el propio hogar de los entrevistados. Estos reciben a la periodista con sus mejores vestimentas, endomingados con chaleco y moña o corbata, destacando una posible elegancia, a sabiendas de que serán fotografiados, de que tal vez salgan en la tapa de la revista y además, porque la entrevistadora es una muchacha de 25 años de buen parecer. Efectivamente, hay ilustraciones y muchas

Las entrevistas I

En la tapa del número 34 de Rush, Juan Anselmo, un delantero que en muchas oportunidades lució la camiseta del seleccionado uruguayo, aparece en el sofá de su casa, junto al perro. Detrás suyo, una repisa de libros. La nota se titula: “Anselmo es como el Oceáno Pacífico”. En otra foto, el jugador aparece en un bote, remando. "Ha sido una entrevista con etapas", afirma la cronista. "Primero la imprescindible etapa de la búsqueda, para localizar al reporteado y citarlo. Eso fue relativamente fácil. Una visita a las oficinas de la UTE donde trabaja Anselmo, y luego la fijación de un día para conversar". Las metas a alcanzar son explícitas: "vamos a referirnos concretamente a los distintos aspectos de su personalidad". Preguntado sobre la supuesta apatía con la hinchada que caracterizaba a Anselmo, el jugador responde: "La gente cree que soy muy calmo, demasiado. Pero no es cierto. Yo soy como el Oceáno Pacífico, que de tal no tiene más que el nombre y el aspecto. La prueba de eso la tuve cuando estuvimos en el Perú" [1]. Pregunta entonces la cronista: "¿Se dan cuenta ahora lo que esconde toda esa ‘línea’ impecable de Anselmo, chicas? ¡Cuidado con el Pacífico!" A continuación se habla de lecturas. "Me habían dicho que Anselmo era un gran lector… Prefiere la poesía a los demás géneros literarios. Y entre los poetas, a Amado Nervo y Rubén Darío". Luego hablan de preferencias cinematográficas o teatrales. Hablan de amor y de hobbies, de chismes y anécdotas. El fútbol es un tema entre tantos, más bien un disparador, no se profundiza en él ni se lo convierte en un absoluto. En todo caso, se reconoce que es lo que hace trascender al personaje y lo que amerita la entrevista. No falta el humor o la picardía. "Este Tea [2] decididamente es un rico tipo. Se hace el ruboroso, hace mil macacadas con la cara y me dice: -Yo no puedo contar anécdotas porque todas las que tengo son muy picantes y temo que las hinchas se me enojen".

Las entrevistas II

¿Perderá el mariscalato José Nasazzi?

Entevista a José Nasazzi

La entrevista por la que más se recuerda a Giselda Welker se titula "¿Perderá el ‘mariscaslato’ José Nasazzi?". En la tapa del N° 49, de junio de 1934, el entrevistado, en traje impecable, con zapatos acordonados, chaleco y moña, aparece sentado en el escalón del umbral de su casa, junto a dos pequeños sobrinos. En otras fotos aparecerá junto a su madre, junto al mostrador del boliche o acariciando un perrito.

"Los sucesos del Domingo 27 de mayo -fecha que permanecerá en la memoria de la hinchada y sobre todo en la de las autoridades deportivas como una mancha imborrable en la historia de nuestro football, arrojaron una sombra sobre la figura siempre correcta del hombre que más había impresionado por su nobleza en nuestros campos de deporte", escribe.

A continuación, Nasazzi hace sus descargos reivindicando su indignación ante la injusticia y desmintiendo con firmeza toda versión calumniosa [3]. Superado el motivo principal, la nota se extiende sobre el recordado viaje a Colombes [4] y termina con una muestra de pícara simpatía:

-"¿Usted ya era casado cuando fue a Colombes?
Y Nasazzi saltó y me dijo fieramente:
- ¿El qué? ¡Casado, yo? ¿Y quién le dijo que soy casado?

E inmediatamente prosiguió:

-No soy casado, no. Pero no diga nada de estas cosas.
-Y a las hinchas, ¿cómo las arreglamos, en lo de la curiosidad?
-Yo le voy a decir como: diciéndoles que José Nasazzi las estima mucho: y si eso no basta, las “arreglamos” con un autógrafo…"

En 1935, una disparatada resolución de la Junta Dirigente del Fútbol prohíbe las trasmisiones radiales con el frágil argumento de que quitaban público a los match. No sabemos si tal medida pudo haber afectado la veleidosa actividad de Giselda Zani, siempre deseosa de lo nuevo y distinto. En 1938 reaparece publicando su primer ensayo de crítica plástica, La cárcel del aire, sobre la pintura de Giotto. Paralelamente escribe en Cine, radio, actualidad y en 1941 está en la revista Film, junto a Homero Alsina Thévenet y Emir Rodríguez Monegal, haciendo crítica cinematográfica y visitando festivales internacionales.

Referencias

[1] Juan Anselmo había disputado la Copa América en Perú en 1927.

[2] Enrique Tea, goalkeeper de Peñarol.

[3] Se trata del episodio conocido como “el gol de la valija”, en el clásico entre Nacional y Peñarol por la final del Campeonato Uruguayo 1933. Un remate de Bahía, delantero de Peñarol, pasó cerca de un poste del arco de Nacional y golpeó contra la valija de madera del kiniesólogo nacionalófilo Juan Kirscberg. La pelota volvió a la cancha y otro delantero aurinegro, Braulio Castro, la envió al fondo de las redes. El juez primero convalidó el gol y rato después lo anuló. Entre tanto, las protestas subieron de tono y Nasazzi, Juan Labraga y Ulises Chifflet, todos de Nacional, fueron expulsados. Después, sin fundamento, se acusó a Nasazzi de haber golpeado al juez.  

[4] José Nasazzi fue Campeón Olímpico en 1924, cuando viajó a Colombes, y en 1928

Bibliografía

Archivo Giselda Zani

Revista Rush [en línea] http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/handle/123456789/43259

Cuadernos de Historia, N. 8 y 14. A romper la red. Biblioteca Nacional, 2012 y 2014.

Capítulo Oriental N° 42. Literatura y fútbol. CEAL, 1969

Breve historia del relato deportivo en Urugay [en línea] https://lagalenadelsur.com/2018/02/12/breve-historia-del-relato-deportivo-en-uruguay/

Antología: el futbol uruguayo cantado por nuestros mejores poetas. 1924?

Ariano, Esteban. Esta es la obra. Los primeros 20 años de Radio Sport. 1953

Blixen, Carina. Gradin. Testimonio de una vida. Ed. del Caballo perdido, 2000

Galeano, Eduardo. Su majestad el futbol. Arca, 2000

                           El futbol a sol y sombra. Siglo XXI, 2015

García Moyano, Guillermo. Pueblo de los Pocitos. Banda Oriental, 1969

López Belloso, Roberto. El equipo soñado. 20 goles de perfil. Banda Oriental, 2018

Mazzucchelli, Aldo. Del ferrocarril al tango. El estilo del fútbol uruguayo. Taurus, 2019

Rocca, Pablo. Literatura y futbol en el Uruguay (1899 /1990) (la polémica, el encuentro). Arca, 1991.

Rosenberg, Joel. Un grito de gol. Aguilar, 1979

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