La Sociedad Criolla

La Sociedad Criolla

El nativismo nació de la ansiedad (o la voluntad) por conservar un mundo cultural cuyo valor se considera supremo pero al que se reconoce en riesgo. Para muchos intelectuales o simples personas observadoras de finales del siglo XIX estaba claro que el mundo pastoril de los gauchos estaba en retirada. Muchos pensaban también que dejar que desapareciera del todo era arriesgar la identidad colectiva.

A su vez muchos críticos del nativismo planteaban que ese universo ya había desaparecido o jamás había existido en la forma en que se lo imaginaban los defensores de la tradición. Para unos se trataba de conservar “una llama” que debía ser transmitida a las siguientes generaciones, en tanto que otros consideraban que intentar mantener viva una tradición en forma artificial era una empresa desesperada o vacía.

La primera Sociedad Criolla del Río de la Plata fue fundada el 25 de mayo 1894 por Elías Regules, junto con José Podestá, Orosmán Moratorio y Alcides de María: su lugar de bautizo fue la carpa del circo de Podestá, que estaba armada en la esquina de las calles Mercedes y Paraguay. El día anterior los actos habían comenzado con una fiesta en Piedras Blancas terminada con un desfile de caballería gaucha hasta el Centro de Montevideo. Podríamos imaginarnos a Elías Regules como el noble anciano de blancos bigotes que muestran la mayoría de las fotografías que conocemos, pero lo cierto es que en ese momento tenía 33 años y era el joven Decano de la Facultad de Medicina.

El 2 de setiembre del 94 se repitió un acto similar al de la fundación: otra vez un desfile que siguió a una fiesta campestre. El periodista Carlos Blixen escribió una crónica asesina del evento:

“ayer a la tarde llegaron hasta el centro de la ciudad los miembros de esta original Asociación. Venían a caballo... y formaban una columna imponenete de doscientos gauchos artificiales”

Regules nunca fue una persona de callarse y fue desde la adolescencia duro polemista: respondió a Blixen en una serie de artículos de los que reproducimos fragmentos en esta exposición. Se puede decir que Regules no hizo justicia a las objeciones de su rival, pero para nosotros la polémica sirve para fijar los propósitos políticos e ideológicos que buscaba Regules al fundar la Sociedad. El nativismo debía conservar los valores universales que la figura del gaucho podía encarnar (el valor, la hombría), pero también era la respuesta específica que una sociedad como la Uruguaya debía ofrecer a la modernidad y al aluvión emigratorio, rescatando y preservando una “esencia” nacional, identificable en el gaucho.

Era también, y esto es menos previsible, la forma de fabricar una identidad que por un lado fuera gaucha y “nacional”, pero que saltara o cerrara los ojos ante la realidad de la división del país, y sobre todo del país rural, entre Blancos y Colorados. En la quinta donde se celebró una fiesta previa al desfile del 2 de setiembre había un cartel que rezaba “Está prohibido hablar de política y de religión”.

La Sociedad Criolla