Presentación
Antonio Lussich encarna, como pocos, el “espíritu de su tiempo”; esto es, el de un país a caballo entre dos siglos, el de la transición entre el fin de la “tierra purpúrea” y la afirmación del Uruguay moderno.
Su personalidad, su estilo de liderazgo y su trayectoria vital sintetizan muchos de los valores, tensiones y contradicciones que atraviesan a su época, como se advierte en los múltiples planos y actividades en los que incursionó y se destacó.
De hecho, hoy se lo reconoce por su obra poética, su pasado como empresario naviero o su imponente Arboretum, en Punta Ballena, pero pocas veces se lo valora en su totalidad, como la suma de esas facetas e intereses, como un hombre de acción caracterizado, al decir de Serafín J. García, por su “fortaleza moral”, “rectitud insobornable” y “propensión al riesgo y a la lucha”. Rasgos que lo impulsaron a tomar las armas y pelear bajo las órdenes del caudillo blanco Timoteo Aparicio en la Revolución de las Lanzas y a incursionar en la poesía gauchesca y revitalizarla dando cuenta del infortunio de la población rural cuando era un joven de buen pasar y futuro asegurado; a domar olas en salvatajes extremos tras hacerse cargo de la empresa naviera de su familia cuando podía conducirla desde un escritorio y vanagloriarse de los logros alcanzados por sus empleados; y a desafiar a la naturaleza una vez más sembrando miles de árboles de las especies más diversas en un paraje lejano y por aquel entonces inhóspito del departamento de Maldonado a una edad en la que la mayoría de sus contemporáneos se retiraba a disfrutar del descanso y la vida contemplativa.
Al igual que otros pioneros de su época (Burnett, Piria, etc.), Antonio Lussich fue una figura popular y admirada por parte de un vasto sector de la sociedad uruguaya ávido de referentes, que vio en su inconformismo, templanza y espíritu emprendedor las claves que permitirían sacudirse la mochila del pasado y alumbrar el camino del éxito y el progreso.
En suma, un hombre de su tiempo y un tiempo hecho a la medida de un hombre.
Por todo esto, recorrer parte de su archivo, contemplar algunas de sus fotografías, releer sus escritos y lo que otros escribieron sobre él y su obra (poética, empresarial, botánica, etc.), no sólo nos permite redescubrir este “self made man” criollo de voluntad inquebrantable al que las palabras “nunca” e “imposible” parecían fuera de su vocabulario y de su ánimo, sino también asomarnos a aquel Uruguay en transformación que le sirvió de marco.