Educación y reconocimientos

E.O con alumnos

Emilio Oribe junto a escolares en los 25 años de la Colonia de 

vacaciones de Piriápolis, 9.II.1971

Decálogo de la educación estética

Decálogo de la educación estética

ORIBE EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN 

He tenido grandes pasiones. Me gusta la acción dentro de los planes de la inteligencia y la cultura, y en la educación de mi pueblo he intentado introducir un predominante afán de belleza y mejoramiento espiritual. A la escuela pública y los niños les dedicaría lo mejor de mi alma. Hoy vivo en un plano de renunciamientos, dedicado a otras enseñanzas: clases de filosofía y estética en la Universidad... Amo la sabiduría y la libertad, me repugnan el lujo, la comodidad, la sumisión, la ostentación y la petulancia.(Confesiones del poeta Emilio Oribe, Mundo Uruguayo, 23.XI.1933)

Con las palabras del propio autor inicia esta sección que sucintamente recoge la actuación y las inquietudes de Oribe en el ámbito educativo.

Durante su estancia en el departamento de San José como médico, Oribe se inició en la docencia como profesor de Filosofía en Educación Secundaria en las localidades de Santa Lucía y San José. En 1927 retornó a Montevideo, donde se desempeñó como profesor de Filosofía y de Literatura en las secciones de Secundaria y Preparatorios.  

Al año siguiente fue designado vocal del Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, cargo en el que permaneció durante dos ejercicios, contabilizando un total de nueve años, y el 16 de diciembre de 1931 se lo nombró vicepresidente de dicho Consejo.

A lo largo de su gestión propuso la creación de las Cátedras de Historia Estética de la Música y el Canto, e Historia y Teoría del Arte en los Institutos Normales. Consideró de relieve que muchos maestros se especializaran en el estudio de las ciencias en general y de las ciencias biológicas en particular.

De forma constante encargó la compra de materiales didácticos tradicionales como también de vanguardia a modo de insumos para realizar, entre otras actividades, audiciones musicales en las escuelas de nuestro territorio.

Animó la formación de la Cátedra de Filosofía de la Educación. Presentó la realización de la primera exposición de «Dibujos y Pinturas Infantiles» en las escuelas del país. Además entendió pertinente la extensión de la enseñanza para niños hipoacúsicos.

Estimuló grabaciones de carácter artístico con dramatizaciones hechas por escolares y maestros a fin de introducir nuevos métodos en las transmisiones de Radio-Escuela. Para ello emprendió la vinculación con la BBC de Londres y de esta manera buscó ampliar los servicios de Radio-Escuela.

Entre sus iniciativas se cuentan la creación de colonias vacacionales, tanto la de Playa Buceo como la de Piriápolis, que se inauguró en 1946.

En el Decálogo de la educación estética, manifiesta los principios que persiguió en cada uno de los proyectos. Estos aparecen recogidos en el informe Actuación en el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, reproducido en forma completa en esta exposición. Es destacable la propuesta de convertir los muros de los edificios de las escuelas y del Instituto Normal en galerías abiertas a los artistas de diferentes países con la finalidad de democratizar el acceso al arte. Entre los artistas invitados figura Joaquín Torres García al que le solicitó la realización de un mural para la escuela marítima y la colonia de vacaciones, invitación que el artista declinó por motivos de salud, como se puede leer en su correspondencia.

En otro orden, y como dato curioso, Oribe sugirió que se adoptara el ceibo como árbol simbólico de la escuela uruguaya.

Emilio Oribe también estuvo presente en la escena universitaria: dictó clases de Filosofía del Arte en la Facultad de Arquitectura e integró el primer Consejo de la Facultad de Humanidades y Ciencias en 1946, bajo la conducción de Carlos Vaz Ferreira, con quien mantuvo un estrecho vínculo intelectual. En esa misma casa de estudios ocupó la Cátedra de Estética en la Licenciatura de Filosofía y Letras.

RECONOCIMIENTOS

Dos eventos revelan la talla de Oribe en el espacio universitario, el primero sucedió en 1941 cuando la Federación de Estudiantes lo propuso como rector; el segundo tuvo lugar en el año 1958 y supuso un gran reconocimiento por estudiantes y colegas, ya que fue designado decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Culmina esta trayectoria el título Doctor Honoris Causa que le otorgó este centro de estudios en el año 1964.

Otra distinción a destacar es su condición de Miembro de Número de la Academia Nacional de Letras, apenas se fundó el 10 de febrero de 1943. Esta misma institución le rindió homenaje en 1958.

Además de su labor como docente se distinguió como orador en el medio nacional e internacional. En 1941, dictó varias conferencias en las universidades de Buenos Aires y de La Plata, en Yale y Berkely en 1942 cuando fue invitado como huésped oficial por el Departamento de Estado de Norteamérica. También en misión oficial dio un curso en la Universidad de Chile en 1946.

Visitó Inglaterra invitado por el Instituto Hudson. Recorrió Londres, Liverpool, Birminham, Leeds, Manchester, entre otros lugares. En Oxford y Cambridge, leyó sus poemas y fue recibido por las autoridades oficiales de ambas universidades.

En dos oportunidades, en 1921 y en 1949, concurrió a los cursos de la Sorbona y del Colegio de Francia. En París intervino en lecciones de la Unesco.

A su vez, se destacan tres reconocimientos en la órbita literaria. En 1963 recibió el Gran Premio Nacional de Literatura junto a Sabat Ercasty; en 1965 y con motivo del cincuentenario de Las letanías extrañas, la Universidad de la República publicó Antología poética con selección del autor y prólogo de Arturo Sergio Visca; por último, en 1993 su hija Elsa Oribe publicó la antología Visitas inesperadas.

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